TRELEW, CHUBUT.- El viento de nuestra Patagonia nos enseña sobre la constancia y la resistencia, pero a veces, esa persistencia se instala en nuestro cuerpo de una forma que no deseamos: como un dolor crónico de rodilla. Hablo de esa molestia que ya es parte de tu día a día, que dicta si puedes o no dar un paseo por la laguna, que te hace pensar dos veces antes de agacharte a jugar con tus nietos. La medicina le pone nombres: artrosis, desgaste, tendinitis. Pero, como Maestro de Reiki, te invito a hacer una pausa y preguntarte: ¿qué más me está diciendo mi rodilla?
Ese dolor que no se va es más que un simple síntoma físico. Es un mensajero. Es la manifestación de una energía estancada, una emoción no resuelta que se ha alojado en la articulación que simboliza nuestra capacidad de avanzar y ser flexibles ante la vida.
Causas Probables: El Peso Invisible en tus Rodillas
Cuando el dolor se vuelve crónico, debemos mirar más allá del cuerpo físico. Nuestras rodillas nos sostienen, nos permiten "doblegarnos" con humildad y nos impulsan hacia adelante. Energéticamente, un dolor crónico aquí puede estar señalando:
Inflexibilidad y Terquedad: ¿Hay alguna idea, situación o relación en tu vida a la que te aferras con rigidez? Esa resistencia a cambiar, a ceder, a perdonar o a perdonarte, crea una tensión energética que cristaliza en tus articulaciones.
Miedo a Avanzar: El futuro puede generar incertidumbre y miedo. Cuando ese temor nos paraliza y nos impide dar el siguiente paso en nuestra vida (cambiar de trabajo, terminar una relación, empezar un proyecto), las rodillas, que son el motor de nuestro avance, lo resienten.
Orgullo Excesivo: La incapacidad de "arrodillarse" simbólicamente, de pedir ayuda, de admitir un error o de aceptar las cosas como son, genera una carga enorme. El orgullo es una energía rígida que tus rodillas no están diseñadas para soportar.
Síntomas: El Lenguaje del Dolor Crónico
El dolor crónico no siempre grita, a veces susurra a través de un conjunto de sensaciones que quizás ya has normalizado:
Dolor sordo y profundo: Una molestia constante que se agudiza con el movimiento o el frío.
Rigidez persistente: Especialmente por las mañanas o después de estar sentado, como si la articulación necesitara "calentarse" para funcionar.
Sensación de "arena" o crujidos: Un roce interno que indica la tensión acumulada.
Pérdida de confianza: El miedo a que la rodilla falle, lo que te lleva a moverte con más cuidado y rigidez, alimentando el ciclo del dolor.
Inflamación intermitente: Periodos en los que la rodilla se hincha y se siente caliente al tacto.
Tratamiento con Reiki: Inundando de Luz tu Articulación
El Reiki es una terapia energética de una gentileza sublime, ideal para tratar dolores crónicos. No fuerza, no manipula. Simplemente, a través de la imposición suave de manos, el terapeuta canaliza Energía Vital Universal, permitiendo que la sanación ocurra desde adentro hacia afuera. En el caso de tu rodilla, el Reiki actúa como:
Un Potente Antiinflamatorio Energético: La energía Reiki ayuda a calmar el "fuego" interno de la inflamación. Al equilibrar el flujo energético, se promueve una mejor circulación y se facilita que el propio cuerpo resuelva la hinchazón y el calor.
Un Liberador de Emociones Estancadas: El principal objetivo es disolver los bloqueos energéticos. La energía Reiki, con su alta vibración, ayuda a deshacer suavemente esa carga emocional (miedo, orgullo, terquedad) que se ha solidificado en la articulación, trayendo una increíble sensación de ligereza.
Un Bálsamo para el Sistema Nervioso: El dolor crónico mantiene al sistema nervioso en un estado de alerta constante. El Reiki induce una relajación profunda y reparadora que rompe ese círculo vicioso de "dolor -> tensión -> más dolor", permitiendo que los músculos se relajen y la percepción del dolor disminuya.
Puntos Energéticos Clave para la Sanación de la Rodilla
Durante una sesión, la energía se dirige a puntos estratégicos para una sanación integral:
Directamente sobre la Rodilla: Se colocan las manos rodeando la articulación, permitiendo que la energía penetre profundamente en el hueso, el cartílago y los ligamentos.
Chakra Raíz (en la base de la columna): Para trabajar el miedo a la inestabilidad y fortalecer tu conexión con la tierra, tu derecho a estar aquí y a avanzar seguro.
Chakra del Plexo Solar (sobre el estómago): Es el centro de nuestro poder personal. Equilibrarlo nos ayuda a soltar la necesidad de control y la terquedad, devolviéndonos la flexibilidad.
Chakra del Corazón (en el centro del pecho): Para trabajar el perdón (hacia otros y hacia uno mismo), un paso fundamental para liberar viejas cargas que nos impiden avanzar.
Los pies: Para asegurar que la energía pueda fluir sin obstáculos desde la tierra hacia todo el cuerpo, anclándote y dándote soporte.
Tu dolor crónico de rodilla no es una sentencia. Es una invitación a ser más amable, flexible y compasivo contigo mismo. El Reiki te ofrece una mano amorosa en ese camino, ayudándote a disolver el dolor desde su raíz energética para que puedas volver a caminar por la vida con libertad, confianza y alegría.
Comentarios
Publicar un comentario