Los músculos supraespinoso e infraespinoso ayudan al manguito rotador a estabilizar y movilizar tu hombro. Cuando se sobrecargan o sufren de estrés crónico, no solo se genera un problema localizado, sino que pueden "referir" o enviar dolor a otras áreas, algo que a menudo confunde a las personas.
Músculo Supraespinoso Contracturado:
Este músculo se sitúa en la parte superior de la escápula (omóplato) y es el principal encargado de iniciar la elevación del brazo hacia el costado (abducción).
Dolor Sordo y Profundo: Sentirás un dolor persistente y profundo justo en el centro del músculo del hombro, como si emanara desde adentro de la articulación.
Dolor Referido Característico: El síntoma más claro es un dolor que se irradia por la cara lateral del brazo y puede llegar hasta el codo. Muchas personas creen tener un problema en el deltoides o en el brazo mismo, cuando el origen está en el supraespinoso.
Arco Doloroso: El dolor se agudiza de forma notable al levantar el brazo hacia el lado, específicamente en un rango de movimiento que va desde los 60° a los 120°. Gestos tan cotidianos como peinarse, lavarse los dientes o alcanzar un objeto en una repisa alta se vuelven muy molestos.
Debilidad Funcional: Notarás una pérdida de fuerza al intentar levantar objetos con el brazo extendido hacia el lado.
Dolor Nocturno: Es muy común que el dolor empeore por la noche, sobre todo si te acuestas sobre el hombro afectado, debido a la compresión continua sobre el músculo contracturado.
Músculo Infraespinoso Contracturado:
Ubicado en la parte posterior de la escápula, justo debajo del supraespinoso, su función principal es la rotación externa del brazo (llevar la mano hacia afuera con el codo pegado al cuerpo).
Dolor Anterior Profundo: Este es el síntoma más engañoso. A pesar de que el músculo está en la espalda, el dolor referido principal se siente en la parte delantera del hombro, en lo profundo de la articulación. Esto lleva a muchos a pensar que el problema está en el bíceps o en la parte frontal del hombro.
Dolor Referido Adicional: Además del dolor frontal, puede irradiar hacia la parte posterior y lateral del hombro y brazo, a veces llegando hasta la muñeca y los dedos.
Dificultad en Movimientos Específicos: Gestos como abrocharse el sujetador, buscar el cinturón de seguridad del coche, o llevar la mano hacia el bolsillo trasero del pantalón se vuelven dolorosos y limitados.
Sensación de "Atrapamiento": Puedes percibir un chasquido o una sensación de que algo se pinza dentro del hombro al realizar ciertos movimientos.
Debilidad en la Rotación: Notarás falta de fuerza al intentar rotar el brazo hacia afuera contra una resistencia.
Los Beneficios del Reiki Aplicados a la Articulación del Hombro
Desde una visión holística, el hombro representa nuestra capacidad de "cargar" con las situaciones de la vida, nuestras responsabilidades, alegrías y penas. Un hombro doloroso a menudo simboliza una carga que se ha vuelto demasiado pesada o un conflicto entre lo que queremos hacer y lo que sentimos que "debemos" hacer. Aquí es donde el Reiki, como terapia de sanación energética, ofrece beneficios que van más allá de lo puramente físico.
Reducción Profunda del Estrés y la Tensión Muscular: La causa principal de las contracturas es la tensión sostenida. El Reiki induce un estado de relajación profunda en el sistema nervioso. Al calmar la respuesta de "lucha o huida", permite que los músculos, incluidos el supraespinoso e infraespinoso, liberen la tensión acumulada de una forma suave y no invasiva.
Disolución de Bloqueos Energéticos: El dolor y la inflamación son, desde la perspectiva energética, un estancamiento del Qi o energía vital. La imposición de manos en la zona del hombro facilita que esta energía estancada vuelva a fluir libremente. Esto no solo alivia el dolor, sino que también nutre los tejidos, promoviendo su autorreparación.
Liberación de Cargas Emocionales: Al aplicar Reiki en los hombros, se trabaja sobre el centro energético (chakra) relacionado con el corazón y la expresión. Muchas veces, el dolor de hombro está conectado con emociones no expresadas como la tristeza, la ira contenida o la sensación de no recibir apoyo. El Reiki puede ayudar a que estas emociones reprimidas salgan a la superficie y se liberen, lo que a su vez descomprime la tensión física.
Aumento de la Conciencia Corporal: La terapia te invita a conectar con tu cuerpo de una forma más amable. Te ayuda a tomar conciencia de cómo tus posturas, tus movimientos y, sobre todo, tu estado emocional, impactan directamente en tu bienestar físico. Este aumento de conciencia es clave para prevenir futuras lesiones.
Apoyo a la Recuperación Kinesiológica: El Reiki es un complemento ideal para el tratamiento kinesiológico. Al reducir el dolor y la inflamación a nivel energético, prepara la articulación y los músculos para responder mejor a los ejercicios de rehabilitación, estiramientos y terapia manual, acelerando el proceso de recuperación y mejorando la movilidad de forma más integral.
En resumen, mientras como kinesiólogo trabajo directamente sobre la estructura y la función para devolverte la movilidad, como terapeuta holístico utilizo el Reiki para abordar las raíces energéticas y emocionales del problema, permitiendo una sanación más completa y duradera.
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